Tras ser desplazado de la sierra de Ayacucho por los embates del feroz accionar contrasubversivo, el otrora máximo jefe de Sendero Luminoso (SL) Óscar Ramírez Durand ‘Feliciano’ escapó –en 1992, según su propia confesión– rumbo a un paraje indómito y virgen, que exhibía como arteria principal al río Mantaro y que parecía el señorío de empinadas montañas que nacieron bajo la forma de afilados cuchillos en la nublada ceja de selva de Huanta. A dicho lugar, que apenas figuraba en los mapas militares, arribó tras incontables penurias y enfermedades el entonces hombre fuerte y sucesor de Abimael Guzmán.
Ya en dicha zona y sin dudarlo, ‘Feliciano’ estableció la base que luego sería conocida como Vizcatán debido al resonante nombre del río que en dicha zona se une con el Mantaro. Esta base se convertiría, con el transcurrir de los años, en el último feudo de la facción que Ramírez Durand lideró hasta que fue capturado en 1999. Junto al ex jefe senderista, ahora preso en la Base Naval del Callao, llegaron sus principales jefes políticos y militares, así como dos jóvenes pero curtidos lugartenientes nacidos en Ayacucho: ‘José’, un ex estudiante de la Universidad San Cristóbal de Huamanga de familia senderista, y ‘Alipio’, un sujeto sin educación, pero conocido por su brutalidad y sangre fría.