El extendido rechazo de la ciudadanía al TLC que el actual gobierno ha firmado con Chile hace cada vez más probable que, como debe ser, todo quede en fojas cero. En ninguna parte del mundo se ve, como acá, que un gobierno se muestre tan empecinado en defender los intereses de otro país, especialmente si es un país hostil como Chile.
¿Alguien podría imaginar que los israelíes acepten que los sirios tengan el control del tráfico marítimo, monopolio de aviación y penetración siria en otros sectores de la economía? De igual manera, ¿alguien podría concebir que los israelíes, que ocupan el territorio sirio del Golán1, sean bienvenidos en Siria como inversionistas? ¡Imposible! Esos países ponen en primer plano consideraciones políticas y diplomáticas que deben resolverse antes de desarrollar actividades de intercambio comercial. Ni Siria ni Israel entran en el pervertido y corrupto cuento de las «cuerdas separadas» del Apra, que permiten a Chile usurpar nuestro mar, realizar espionaje contra el Perú, meter presos a pescadores peruanos que trabajan en mar peruano usurpado, etc., ¡y al mismo tiempo realizar negocios en el Perú como si nada hubiera pasado…! ¡La locura!
Democracia en ruinas
El Apra siempre se presenta como partido adalid de la democracia, concepto que desaparece completamente cuando se trata de Chile. Sabiendo que encuestas, estudios demoscópicos y la expresión espontánea de los ciudadanos peruanos indican un claro rechazo a Chile y una profunda desconfianza hacia ese país, el gobierno del Apra se ha puesto a espaldas del sentir nacional y contra viento y marea -eludiendo la consulta popular y la opinión decisoria del Congreso- lucha por la vigencia del TLC entre Chile y el Perú. A la luz de la cadena de actos de corrupción que embarran al segundo gobierno aprista (intento de dolosa compra de patrulleros, no rendición de cuentas del dinero recolectado para las víctimas del terremoto, tratos corruptos («faenones») de Alberto Químper y Rómulo León, etc., etc.), la intuición del pueblo peruano sospecha de acción corrupta, de coimas chilenas que han logrado que el gobierno peruano haga las cosas completamente favorables para Chile. Esta posibilidad de coima chilena está por verse, pero un dato seguro es la «amistad» entre el Apra y Chile, de raíces tan podridas como antiguas2.