
El cebiche, el arte, las historias y el pisco. La capital peruana, un mundo intenso y multicolor, se puede descubrir dejándose tomar por sorpresa, o con la ayuda que proporciona la autora de esta nota que hace foco en todo lo que no se debe pasar por alto. Desde la vida cotidiana hasta las tradiciones prehispánicas.
Sissi Ciosescu ESPECIAL PARA CLARIN.
1. Historias del Hotel Bolívar
Con una ubicación excepcional e histórica, en el corazón de Lima y al frente de la Plaza San Martín, (Jirón de la Unión N° 958), este emblemático hotel es uno de los pocos octogenarios que quedan en pie. A 20 minutos del aeropuerto y 15 del distrito comercial de Miraflores, fue edificado lujosamente para alojar a presidentes y altos dignatarios de gobierno de la época republicana. Después de haber sufrido los embates del tiempo, los sismos y los conflictos de intereses, fue puesto en valor y su arquitectura conserva hoy el diseño original (obra del Arq. Rafael Marquina, 1924-1925) que lo convirtió en Patrimonio Histórico Cultural. Pero hay otra historia que Juan de la Cruz, ex empleado del hotel, sabe contar. Y es la de sus huéspedes «entre las sábanas» y la de toda verdad (y nada más que la verdad) sobre el pisco. Historias como la del actor Orson Welles, que solo y en una noche, bebió cuarenta y dos copas. O la de Ava Gadner, otra diva pero de Hollywood, quien -«post-pisco»- salió corriendo por los pasillos en bata transparente. «Allí, en esa mesa -señala De la Cruz-, estuvo una tarde Jorge Luis Borges.» También solían venir otros escritores como William Faulkner y Ernest Hemingway. Armando Manzanero, José Luis «El puma» Rodríguez y Mick Jagger pasaron por aquí. Y también presidentes como Charles de Gaulle, Raúl Alfonsín «y nuestro Alejandro Toledo, quien la noche de las elecciones presidenciales de 2000, se bebió unos cuantos tragos de pisco puro, antes de salir al balcón y hablarle a la multitud», cuenta entusiasmado aunque lo haya dicho cientos de veces.
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