Alimento, abrigo y medicinas han comenzado a llegar a las regiones de Maule y Bío Bío, las más afectadas por el terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter y el posterior maremoto que azotó el centro y sur de Chile en la madrugada del 27 de febrero.
Las instituciones públicas y las Fuerzas Armadas han llegado a las regiones de Maule y Bío Bío a establecer comedores para entregar comida caliente, agua, ropa y medicamentos a los afectados.
«En cuanto terminó el toque de queda, a las 12 del mediodía, salimos en estampida a buscar la comida que nos dijeron que venía», explicaba Raquel mientras hacía cola cerca de un recinto policial.
«Vamos a poner las casas donde la gente quiera; si tienen miedo de volver al borde costero, se las montaremos en los cerros donde se encuentran refugiados. Se trata de una vivienda provisional», aseguró a Público el cura Felipe Berríos, director de la ONG Un Techo para Chile, especializada en la erradicación de chabolas y cuyos expertos llegaron ayer a la región del Maule con material para levantar viviendas de emergencia.
Se estima que dos millones de personas se han quedado sin hogar como consecuencia del seísmo, que dejó 795 muertos y 500 heridos, un centenar de ellos graves.