Una foto que vale por mil palabras. Por más que Susana Villarán pretenda minimizar su no tan lejano pasado marxista-leninista y la fuerte presencia del activo grupúsculo comunista-maoísta «Patria Roja» -que se hace llamar electoralmente Movimiento Nueva Izquierda y controla al SUTEP, además de ser eterno protagonista de paros regionales y bloqueos callejeros- en su lista de regidores y esconda sus simpatías marxistas bajo la imagen de una tía buena, honrada y ecológica, esta foto tomada muy recientemente a uno de sus paneles publicitarios es bastante reveladora.
Como se observa, Villarán utiliza el saludo del puño en alto en su propaganda electoral, así como en su entorno. Es ampliamente conocido que este saludo es característico del comunismo internacional, así como el saludo romano identifica a los fascistas desde el siglo XX hasta nuestros días.
El puño en alto como símbolo político radical fue creado en Alemania en la turbulenta década de los años 20 del siglo pasado por el llamado «Frente Rojo» (Rot Front), el brazo violentista para las luchas callejeras del Partido Comunista germano.
Pronto este saludo fue utilizado profusamente por los comunistas locales y las marxistas brigadas internacionales de voluntarios durante la Guerra Civil (1936-1939) que afligió a España, popularizándose luego entre todos los partidos marxista-leninistas del planeta.
En tiempos modernos, incluso bandas terroristas como la vasca ETA y la italiana Brigadas Rojas lo adoptaron como parte de su lucha subversiva.
En Latinoamérica ha sido muy usado desde antaño por los grupos comunistas, así como por líderes radicales. Actualmente, Fidel y Raúl Castro, Hugo Chávez, Daniel Ortega y Evo Morales lo utilizan profusamente.
Pero lo más desgarrador para los peruanos es que éste fue el saludo predilecto de Abimael Guzmán, ese bárbaro carnicero que desató la mayor matanza ocurrida en el Perú moderno desde el liderazgo de Sendero Luminoso.
También las huestes del MRTA levantaban el puño al lado de sus armas asesinas.
Susana Villarán no sólo nos ha descubierto su radicalismo escondido bajo su señorial sonrisa, su aspecto inofensivo y su acento pitucón, sino que también ha mostrado poco respeto, nada de tino y mucho mal gusto hacia los peruanos al exhibirse para la campaña con el puño en alto, tal como Abimael Guzmán