
Víctor Andrés García Belaunde *
La guerra entre el Perú y Chile empezó el 5 de abril de 1879 y concluyó el 20 de octubre de 1883. Duró exactamente cuatro años, seis meses y quince días. Al capitán de navío Miguel Grau le tocó sostener la campaña naval con el Huáscar, que él, con su arrojo y valor, convirtió en una nave de leyenda.
La construcción del monitor Huáscar fue realizada en Londres en el astillero inglés Laird & Brothers de Birkenhead en los primeros meses de 1865 y al cabo de un año la obra quedó concluida. La historia de los monitores es, con algunas lamentables excepciones, gloriosa y digna de ser recordada.
El USS, entre otros, fue el buque blindado de la armada de los Estados Unidos que en la famosa batalla de Hampton Roats (9-3-1862) se enfrentó al acorazado CSS Virginia, que estuvo durante la Guerra de Secesión al servicio de los Estados Confederados. El término monitor deriva de la defensa de los puertos, y fue diseñado inclusive para navegar en ríos, todo bajo la inspiración de las necesidades de la guerra civil norteamericana.
El Huáscar contaba con dos cañones de 10″ (300 libras) de la marca Armstrong, protegidos por una torre giratoria blindada con planchas de fierro de 5½» de avancarga y otra que para ser movida requería de dieciséis hombres, faena dura que demandaba un cuarto de hora. Dos cañones más, de 40 libras y una ametralladora Gatling instalada en el palo trinquete, que durante el combate de Angamos fue manejada por el guardiamarina Carlos Benjamín Tizón, conformaban su armamento. La torre tenía 6.60m. de diámetro y detrás de ella estaba la cabina de mando del comandante, protegida por planchas de acero.
El blindaje de la nave era variado: en el centro de 4½», en los extremos de 2½» de proa a popa y 3½» en la línea de flotación. Desplazaba 1,130 toneladas, medía 200 pies de eslora (largo), 35 de manga (ancho), 16 de calado en popa y 15 en la proa.
Sus carboneras podían recibir hasta 300 toneladas, lo que le daba una autonomía fuera de puertos de diez días. Contaba con cuatro embarcaciones, entre ellas una lancha a vapor y su dotación estaba constituida por 200 hombres, entre oficiales y tripulantes.
El Huáscar levó anclas de Liverpool en las primeras semanas de enero de 1866, recaló en el puerto de Brest y más tarde, con la fragata Independencia, largaron amarras el 26 de febrero. Comandaba el monitor el capitán de navío José María Salcedo (Concepción, Chile, 1809-) y a la fragata Aurelio García y García (Lima,1834-Callao, 1888). Arribaron a la isla de Cabo Verde y continuaron la navegación a Río de Janeiro, donde llegaron el 1º de abril. Como se notaron vías de agua en ambas embarcaciones, se procedió a su inmediata reparación y emprendieron la ruta de Punta Arenas, Ancud, Valparaíso y de allí enfilaron al Callao.
En el diario El Peruano del 17 de julio de 1866 fue publicado el informe «Costo del vapor de torreón Huáscar». El total pagado fue de 81, 247 libras esterlinas, precio en el que estaba incluido el del buque (71 mil libras) y los gastos adicionales por armamento, municiones, armas de mano, fletes, etc.
Iquique
Durante el combate en la bahía de Iquique el 21 de mayo de 1879 los artilleros fallaron, por lo que Grau tuvo que recurrir al espolón. Para este propósito ordenó a los fusileros de las guarniciones que hicieran fuego sobre la cubierta de la Esmeralda y acercó su nave. A causa del golpe cayó sobre la cubierta el comandante Arturo Prat, el sargento Juan de Dios Aldea y el soldado Atanasio Canave. El diario La Opinión Nacional del 8 de enero de 1880 dijo que el marinero Mariano Portales «fue uno de los primeros en atacar a los pocos tripulantes de la Esmeralda, que por efecto del espolonazo cayeron sobre la cubierta del Huáscar en Iquique; fue el quien dio muerte al comandante Prat».
Falleció, decía José Rodolfo del Campo, corresponsal de El Comercio, a consecuencia de un hachazo en la cabeza. A Arturo Prat lo reemplazó en el mando el teniente Luis Uribe Orrego (1847 – 1914). En el tercer espolonazo Grau hundió a la citada embarcación y ordenó recoger a los 62 náufragos. En la nave peruana se lamentó la muerte del teniente segundo Jorge Velarde (Lima 1856,-Iquique, 1879).
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